La Universidad Luterana Salvadoreña, es una institución que ofrece educación superior de calidad a todos los sectores de la sociedad, poniendo especial énfasis en los más vulnerables. Basándose en un modelo participativo y cumpliendo con sus funciones básicas: docencia, investigación, proyección social e internacionalización, contribuye al desarrollo social, político y económico sustentable del país.
Ser una institución con altos estándares de calidad, capaz de responder a través de sus funciones básicas a los retos emergentes de la sociedad, formando profesionales con capacidad técnica-científica, con vocación de servicio, principios morales sólidos, proactivos, dinámicos, que se interesen por aportar en la construcción de una sociedad más justa.
Por: María Elena Guardado
Publicado: 2015-04-07
El Centro Universitario Regional de Cabañas Universidad Luterana Salvadoreña. Conmemora el martirio de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y Galdámez el día 24 de marzo de 2015. Con la ponencia a la comunidad estudiantil a través del señor Mauricio Vizcarra y el pastor de la Iglesia Bautista Discípulos de Cristo, con el tema: El aporte de Monseñor Romero a las Iglesias.
¿A QUIEN LE SIRVIÓ MONSEÑOR ROMERO EN SU VIDA Y OBRA? ¿Y A QUIEN LE SIRVE LA BEATIFICACIÓN?
Monseñor Romero es el resultado del martirio de un pueblo sediento de comida, educación, salud y tierra donde sembrar; Monseñor Romero es el resultado del Martirio de Rutilio Grande, Alfonso Navarro, Ernesto Barrera Motto, Octavio Ortiz, Rafael Palacios, Ovidio Napoleón y de las religiones Itaford, Maura Clarke, Dorothy kazel y Jean Donoran y de los Jesuitas Ignacio Ellacuiria, Martin Baro, Segundo Montes, Amado López, Juan Ramón moreno y Joaquín López y López.
Así como un equipo de futbol el jugador que hace el gol, no es una obra particular, ese gol es producto de todo el equipo valga la comparación un poco absurda; pero la Beatificación de Monseñor Romero es el resultado del martirio y obra de los antes mencionados y de los desaparecidos sin nombre y de los hombres y mujeres que aun yacen en el anonimato.
El martirio de monseñor que culmina con el asesinato era para darle vos a los sedientos de transitar por senderos llenos de esperanza de convertir los cuarteles en escuela y los fusiles en huizutes y las balas en semillas de maicillo, frijol, arroz y maíz.
Monseñor Romero sirvió a los descalzos y a los que andaban con caites y chancletas. Es que, él quería y amaba una iglesia pobre alejada del poder político y económico por ello Vivía no en austeridad sino como su pueblo vivía; en ese sentido Monseñor Romero NO SIRVE que su nombre este estampado en el aeropuerto de Comalapa, pues allí el pueblo pobre no tiene acceso, el pueblo pobre de Monseñor no puede comprar un boleto para ir de paseo a las costas de Florida o sus hijos a Disney Landia. El pueblo por quien sufrió su martirio y a quien sirvió solo usa el aeropuerto de Comalapa, (hoy con su nombre) solo para cuando vienen deportados y deportadas después de a ver cruzado los desiertos de México y las fronteras de Estados Unidos.
Al pueblo que Monseñor Romero sirvió NO LE SIRVE, que autopista, avenidas y alamedas lleven su NOMBRE; si por esas autopistas el pueblo pobre no transitara, allí transita la mercadería de las transnacionales sean estas lujosos carros ferraris, porche, droga, o bebidas que el pueblo pobre nunca tendrá. Al pueblo de Monseñor Romero no le sirve que su imagen este colgada en las salas alfombradas de casa presidencial si las ostentaciones de lujosas mansiones donde se come caviar y se beben exquisitos vinos extranjeros, se toman decisiones que en nada favorecen al pueblo que sigue transitando caminos inhóspitos polvorientos mezclados con sangre de jovenes que caen sin conocer las imágenes de sus hijos porque sus mujeres que aún están embarazadas, mujeres que son niñas de 13 a 18 años alejadas de conocer un Instituto Nacional mucho menos la Universidad de el Salvador o una Universidad Privada.
De qué sirve pues: Que el nombre de Monseñor Romero este impregnado en los discursos de los últimos gobiernos, ya que las escuelas están con techos rotos, pisos agujerados y paredes de lámina; y los hospitales siguen sin camas, sin medicina y los adolescentes con las balas sondeándoles el cerebro, otros el pulmón y corazón, tendidos en los pisos, esperando por un médico forense adormitado después que lleva de laborar 14 horas con salarios de 700 dólares al mes.
¿A quien le servirá pues la Beatificación de Monseñor Romero? Ya Monseñor Vicenzo Paglia dijo que a, Monseñor Romero no le sirve; y Romero sentirá que su martirio fue en vano si solo sirve para llevarlo estampado en camisetas rojas, blancas o azules; Para colocarlo en pedestales de mármol cedro o nogal. Monseñor Romero seguro estoy, no vivió ni ofrendo su vida, para ser santo ni para estar en altares donde le recen funcionarios que les importa poco o nada que la gente no tenga comida que aun siga viviendo en las mismas champas de la vía férrea donde él comió y bebió junto a ellos y ellas; los que han clavado su nombres en calles, aeropuerto y le han hecho pinturas en salones de casa presidencial, se comprometieron en cambiarles las champas por una vivienda digna, darles escrituras de propiedad de esa vía férrea fue promesa, promesa nada más.
Monseñor Romero no vivió ni murió para estar en altares y que le hagan vigilias el día y su nacimiento y fallecimiento, él lo hizo para darle vos a su pueblo; pueblo que aún sigue esperando vivir, comer, educarse, vestirse y amar como persona humana.
A Monseñor Romero no le sirve ser santo si su pueblo tiene que llorar a diario 13 a 18 muertos; si las madres de su pueblo que el besaba en la frente, abrazaba y comía con ellas sentado en un taburete tienen que ir a esperar a sus hijos a la entrada de la escuela para que no sean asesinados o desaparecidos por su mismos compañeros de escuelas; no le sirve a Monseñor Romero que sea Beatificado si ese día (23 de mayo) no está con el pueblo pobre y más aún si ese día estará abarrotado de funcionarios que lucen corbatas de seda compradas con impuesto de la gente y perfumado con SANDALO, mientras su pueblo corre despavorido a reconocer su muerto a medicina legal o tiene que irse de la comunidad por que no pudo pagar ´´renta´´ .
A Monseñor Romero no le sirve ser santo, ya dijimos el no murió para eso es mas no necesita ir a los altares, porque el ya resucito en su pueblo que aún siguen sus lamentos a Monseñor Romero no le sirve que lo Beatifiquen en una plaza donde los carros lucían el día de su muerte calcomanías que decían ´´HAGA PATRIA MATE UN CURA´´ en esa colonia donde será Beatificado; Vivian los funcionarios y oligarcas que anunciaban, deseaban y ejecutaron su muerte.
A Monseñor Romero no le sirve ser santo mundial si en los caseríos y cantones, la Juana, la María, la Esperanza, Toño, Pedro y Juan medio viven o remedan que viven trabajando 12 horas diarias; durmiendo 4 horas, mientras que los funcionarios viajan en Ferrari y duermen y comen en ostentosos hoteles con cuatro policías que los cuidan noche y día, con salarios de cinco mil dólares.
A Romero y Galdámez no le sirve ser santo y lo dijo Paglia y el Papa Francisco no dio la orden para que le sirva a él; sino para que su obra de Justicia llegue a las colonias urbanas marginales, caseríos y cantones; obra de justicia representada en agua potable, educación gratuita y de calidad, salud y trabajo digno. La santificación de Monseñor nos debe servir a nosotros para replicar su mensaje de solidaridad, justicia y amor por los más necesitados que hoy son más, los que buscan respirar, comer y amar en un país donde no tengan fronteras a cada kilómetro, donde los niños y niñas sean eso niños y niñas preñadas de futuro y no de odio y pólvora en sus bolsillo.
Monseñor Romero, has otro milagro, no más te pongan en los altares bájate de esos caminos y ve a caminar con tu pueblo que aún sigue en la lucha por un país con agua, maíz y frijoles y un ambiente donde el joven no sea delincuente por el hecho de ser joven, donde la niña pueda caminar sin ser víctima de su vestimenta y peinado y pueda caminar a la escuela sin el temor a no regresar por ser amiga de Juan que vive en la otra comunidad.
Monseñor Romero no sirve en los libros de historia, Monseñor nos sirve a nosotros para que viva en nuestra memoria y en la de los funcionarios para que no lo lleven en la boca para vivir de él; sino que lo lleven en sus prácticas a través de obras que dignifiquen a la gente. Monseñor su santidad abra servido si somos capases de despojar de los vicios del poder que los funcionarios llevan en sus billeteras y discursos como pájaros tísicos sedientos de alpiste y alcobas lujosas.