La Universidad Luterana Salvadoreña, es una institución que ofrece educación superior de calidad a todos los sectores de la sociedad, poniendo especial énfasis en los más vulnerables. Basándose en un modelo participativo y cumpliendo con sus funciones básicas: docencia, investigación, proyección social e internacionalización, contribuye al desarrollo social, político y económico sustentable del país.
Ser una institución con altos estándares de calidad, capaz de responder a través de sus funciones básicas a los retos emergentes de la sociedad, formando profesionales con capacidad técnica-científica, con vocación de servicio, principios morales sólidos, proactivos, dinámicos, que se interesen por aportar en la construcción de una sociedad más justa.
Por: Lic. Diego Nehemías Flores Arce
Publicado: 2022-12-20
Al tratar el tema de los hábitos de estudio a mediados del siglo XX y XXI, se puede generar cierta confusión al utilizar diferentes términos al respecto. Es común utilizar tanto hábitos de estudio como técnicas de estudio, métodos de estudio, estrategias de aprendizaje, o simplemente se utiliza el término estudio. En referencia a esto, Hernández y García (1991) definen un método de estudio como el conjunto más o menos sistemático de pautas, que arrojan luz sobre la tarea de estudio y que se concretan en estrategias concretas, tales como el uso de subrayados, cuadros sinópticos y normas. Por su parte, Báez y Báez (1998) afirman que estudiar es la forma particular que se tiene de aprender, el proceso que se sigue para adquirir y demostrar, casi siempre a través de exámenes, que se tienen los conocimientos necesarios respecto a determinadas materias. Con qué estudiar, además de memorizar, es ir a clase, buscar bibliografías, hacer trabajos, ir a bibliotecas, pedir ayuda a profesores, padres, compañeros, etc.
La preocupación por los hábitos de estudio de los estudiantes se remonta a mucho tiempo atrás. Sin embargo, en nuestro tiempo este tema adquiere un renovado interés, en gran parte debido a la extensión de la educación, así como a las tasas de fracaso escolar. De hecho, diversas investigaciones están encaminadas a comprender exhaustivamente los procesos de aprendizaje y evaluar el grado en que los hábitos y técnicas de estudio influyen en el rendimiento académico. Sin embargo, llama la atención la escasez de prospecciones de este tipo en estudiantes universitarios, quizás porque se asume que cuando los estudiantes ingresan a la Universidad ya tienen hábitos de estudio suficientemente aceptables. Sin embargo, la experiencia muestra que un número significativo de estudiantes de educación superior obtienen malos resultados. En efecto, no todos los estudiantes afrontan con éxito los nuevos retos que plantea la Universidad: mayor demanda, mayor necesidad de organización del trabajo académico, mayor dedicación al estudio, autonomía, etc.
Si bien las variables que determinan el rendimiento académico en los diferentes niveles educativos son numerosas y constituyen una red intrincada en la que es muy complejo ponderar la influencia específica de cada una, se ha generalizado la idea de que los hábitos de estudio tienen una influencia considerable en los estudiantes. Naturalmente, los hábitos (prácticas constantes de las mismas actividades) no deben confundirse con las técnicas (procedimientos o recursos). Uno y otro, sin embargo, contribuyen a la eficacia del estudio. Por un lado, el hábito de estudiar es necesario si se quiere progresar en el aprendizaje. Por otro, conviene aprovechar al máximo la energía que requiere la práctica consciente e intensiva del estudio mediante técnicas adecuadas. El objetivo de mejorar el estudio es una constante pedagógica. Muchas de las propuestas de optimización de esta actividad han sido realizadas por los propios profesores con base a su experiencia e intuición, lo que ha permitido alcanzar objetivos nada desdeñables. Junto a estos aportes naturales, tradicionales y espontáneos, se deben considerar los aportes de la psicología conductual y cognitiva. Además, sin pretender ser exhaustivos, recogemos algunas de las implicaciones que se derivan para el estudio de los dos paradigmas citados (Hernández y García 1991).
El paradigma conductista.
El estudio se considera como una secuencia compleja de acciones; elección del tema, organización del material, lectura del texto y adquisición del contenido. Lo que se busca es conocer las situaciones antecedentes de la conducta de estudio y utilizar refuerzos adecuados que permitan obtener un desempeño satisfactorio. Algunas de las consideraciones que ofrece este paradigma respecto al estudio son:
1. Las condiciones del estudio deben ser adecuadas: temperatura, ventilación, mobiliario,
iluminación, organización de materiales, tiempo de estudio, horarios, etc.
2. Se deben dar a conocer al estudiante las técnicas de estudio: diferenciación entre
e ideas secundarias, elaboración de diagramas y resúmenes, uso de diccionarios, manejo
archivos etc.
3. Estructurar la tarea de estudio, dividiéndola en sus componentes específicos y paulatinamente
desarrollando el aprendizaje.
4. Tener en cuenta la curva de aprendizaje: calentamiento, ascenso, meseta, descenso y fatiga.
5. Incluya períodos de descanso que reduzcan la fatiga y mejoren el aprendizaje.
6. Mejorar la motivación de los estudiantes por el estudio.
7. Utilizar refuerzos que faciliten y consoliden hábitos y técnicas de estudio.
Bibliografía
Hernández, F. (1996). Metodología del estudio. Bogotá: Editorial McGraw-Hill.
Carballo, V. (1998). Therapy techniques and behavior modification manual. Spain: 21st century.
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