La Universidad Luterana Salvadoreña, es una institución que ofrece educación superior de calidad a todos los sectores de la sociedad, poniendo especial énfasis en los más vulnerables. Basándose en un modelo participativo y cumpliendo con sus funciones básicas: docencia, investigación, proyección social e internacionalización, contribuye al desarrollo social, político y económico sustentable del país.
Ser una institución con altos estándares de calidad, capaz de responder a través de sus funciones básicas a los retos emergentes de la sociedad, formando profesionales con capacidad técnica-científica, con vocación de servicio, principios morales sólidos, proactivos, dinámicos, que se interesen por aportar en la construcción de una sociedad más justa.
Por: Cidia Cortes
Publicado: 2016-07-25
Banesita, Lisseth, Evelin, Manuel y otra docena de niños y niñas; alumnos del Centro Escolar de Guacotecti, llegaron a la ULS hace dos años, al principio no sabían para que, simplemente estaban cumpliendo un mandato de su maestra. Llegaron a proyección Social de la U. se detuvieron en la puerta y humildemente preguntaron por Lic. Magdalena.
Mas rápido que inmediatamente Lic Magdalena los atendió y enseguida bajaron a la parcela donde iniciarían la más importante labor de esos dos años, y que más tarde sería la mejor herencia para la sociedad de Guacotecti. Dos día por semana, constantes, fieles y seguros de lo que estaban haciendo, no faltaron un solo día. Les agradaba el ambiente fresco de la U, se asombraban de ver docenas de muchachas y muchachos estudiando, y soñaban con algún día estar ellos también en la U.
Con picos, palas y las manos prepararon la tierra, mezclando hojas, estiércol y otras materias. Mientras esperaban la formación del “compost” cantando, riendo, gritando y enamorando a cuanto muchacho pasaba frente a ellos, en el campus de la U; los niños y las niñas recolectaron semillas de árbol, y no cualquier semilla, eligieron aquellas que sirvieran para comer, como: Semilla de árbol de pan, ojushte, marañón, mango, aguacate, moringa, paterna, papaya y otros de utilidad medicinal y comestible.
Llenaron bolsas con la tierra preparada, docenas, cientos, miles; en cada una de ellas colocaron las semillas, una a una, bolsa por bolsa. Dos día a la semana, constantes, fieles, seguros; los niños y niñas regaron con agua, retiraron la maleza, vigilaron los insectos; hasta que finalmente LA ESPERANZA APARECIÓ.
Las primeras hojitas verdes y robustas alegraron e incentivaron a continuar en el cuidado que se venía por delante. Llego la época seca y con ella las altas temperaturas, el calor la sed, pero los niños y niñas no desmayaron; regaron continuamente por el largo período.
Los primeros en crecer fueron los papayos, y hubo necesidad de colocarlos en tierra firme, así que abrieron más de cien huequitos en la tierra para sembrar las plantulas. Crecieron hermosas, y todo parecía que sería la primera cosecha; sin embargo la plantación fue atacada por una plaga que evito el desarrollo de los frutos. A pesar de los esfuerzos, la mayor parte de papayos se perdió.
La perdida no los agoto, continuaron perseverando hasta que los árboles crecieron y alcanzaron más de 40 cm. En el primer año los niños y niñas, bajo la orientación de Lic Magdalena, lograron producir cerca de dos mil árboles. Hoy hemos llegado al año 2016 y estos valientes chicos, cuyas edades rondan los 10, 11 y 12 años, han producido, sembrado y compartido con otras instituciones, cerca de 6 mil árbolitos en dos incansables años.
Seis mil árboles que sin pompa ni marichis, fueron plantados en la cuenca del río TITIHUAPA, cuantos de ellos crecerán y darán su fruto, seguramente un significativo porcentaje crecerán y garantizaran alimento para animales y para seres humanos. Muchos de estos árboles tienen dobles beneficios, como el árbol de “pan” y “ojushte” cuyas semillas tienen un alto contenido energético
El árbol de “pan” según estudios contiene un porcentaje alto de carbohidratos (20 a 35%), rico en calcio, hierro, fósforo y vitaminas C y B. Puede comerse frito, tostado o hervido, su nombre obedece a que reemplaza al pan en los desayunos, en especial en las poblaciones caribeñas y antillanas. Pero además, este contiene importantes propiedades medicinales.
El árbol de “ojushte” Este es un árbol verdaderamente maravilloso, del cual todas las partes se pueden usar. Las hojas y frutos se utilizan con frecuencia como forraje para una variedad de animales como vacas, caballos, cerdos, cabras y ovejas. Este es particularmente valioso en la época seca, cuando puede ser el único forraje fresco disponible. Las hojas son altamente digestibles (>60%) y contienen hasta el 13% de proteína. En algunas áreas (p.ej Guatemala) se cortan las ramas para forraje en la estación seca y en los lugares en que los árboles crecen en pastos (a la vez para dar sombra) los animales comen los frutos que caen al suelo. Los frutos son altamente apetecidos por cerdos. En preparados alimenticios para animales, las semillas (que son altas en proteínas 12- 20%, carbohidratos y vitaminas A, B2 y niacina) pueden ser un sustituto parcial (hasta un 30%) de granos comerciales como el sorgo (maicillo).
En México la producción de leche de vacas alimentadas con forraje aumento 15-20%. La proteína es de alta calidad con cantidades buenas de amino ácidos (lisina, arginina, triptófano, valina). La baja disponibilidad de triptófano en maíz y frijoles es una de las mayores deficiencias de la dieta moderna en América Central. Los frutos son también alimento humano desde tiempos precolombinos, con un agradable sabor dulce y con la pulpa se pueden preparar una buena lista de recetas alimenticias.
Con los árboles sembrados no solo garantizamos alimento, si no también, aseguramos el agua, el aire y la restauración del suelo.
El Centro Universitario Regional de Cabañas de La Universidad Luterana Salvadoreña como institución rectora de este importante proyecto, a través de su unidad de proyección social continuará dando su apoyo incondicional para que los niños, niñas y jóvenes continúen plantando el presente para tener un FUTURO, y así dar su aporte en el rescate de identidad cultural, pero sobre todo en la restauración de la cuenca del TITIHUAPA
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