La Universidad Luterana Salvadoreña, es una institución que ofrece educación superior de calidad a todos los sectores de la sociedad, poniendo especial énfasis en los más vulnerables. Basándose en un modelo participativo y cumpliendo con sus funciones básicas: docencia, investigación, proyección social e internacionalización, contribuye al desarrollo social, político y económico sustentable del país.
Ser una institución con altos estándares de calidad, capaz de responder a través de sus funciones básicas a los retos emergentes de la sociedad, formando profesionales con capacidad técnica-científica, con vocación de servicio, principios morales sólidos, proactivos, dinámicos, que se interesen por aportar en la construcción de una sociedad más justa.
Por: Julio Martínez
Publicado: 2015-04-24
Lic. En Trabajo Social, Maestro en Educación, Postgraduado en Antropología Social.
Generalmente cuando se habla o se escucha sobre educación, uno piensa, imagina que hay un profesor que habla muy serio en un contexto de aula con unos alumnos que escuchan y escriben, también muy serios o quizá atemorizados. Imagen clásica. (Alberto, 2015)
Hace unos pocos años, mientras conversaba con un docente de larga trayectoria, un personaje con muchos años haciendo este trabajo, buscábamos maneras de producir un mejor resultado con el proceso educativo, lo discutíamos con cierta pasión.
En esa discusión apareció el tema de organización y preparación del material didáctico bajo un enfoque que propiciara el interés del estudiante, y con un concepto metodológico que facilitara el aprendizaje deductivo - inductivo y entonces, (Cury, 2014) recuerdo que me lo dijo, con un poco de molestia y quizá hasta con sobrada autoridad, la autoridad que te dan los años de trabajar en este asunto: "A mí, lo que me da la mayor satisfacción es dirigir una clase, pasearme de un lado a otro de la tarima para explicar a los estudiantes lo que deben saber, y le digo -levantó el indice, y habló sílaba por sílaba- lo he hecho desde antes que usted naciera".
Se me cruzaron por la cabeza veinte mil respuestas. Y solo dije una, y pensé otra: "Tiene razón, tiene razón". Luego pensé: "No es usted quien tiene la culpa, sino el sistema que le ha formado y la persona que todavía le mantiene a usted aquí, haciendo eso que usted de manera muy abusiva llama educación".
Las reflexiones que se pueden hacer en torno a la educación generalmente están ligadas al poder (Althusser, 1988) y se puede establecer que en el marco de una sesión educativa, una de las cosas que prima es la relación social entre estudiantes y profesor, es decir una relación de poder que puede ser llevada al extremo si el profesor hace este trabajo porque puede hablar lo que quiera y ser escuchado, indicar silencio cuando le place y levantar la voz produciendo temor y sometimiento en el alumnado (Freire, 1978).
Los años de trabajo en un asunto solo dicen del tiempo que uno lo ha hecho, la verdadera experiencia llega de los procesos de alto, reflexión y transformación que se tienen en torno a las diversas complejidades educativas.
Me detengo en el proceso educativo y valoro: ¿Por qué mis estudiantes no aprendieron?, ¿Son ellos o yo quien tiene los errores o los éxitos?, ¿Qué provocó que el texto sugerido no fuera leído?, ¿Había otro mejor? , ¿Deseaba terminar el contenido o buscaba aprendizaje? en fin, esas y otro millón de preguntas son las que finalmente, hacen al docente tener la "experiencia".
Luego está la consciencia en cuanto a cuál es la teoría educativa, cómo trabaja mejor el proceso con el tipo particular de estudiantes en un contexto determinado, bajo ciertas condiciones. ¿Qué usaré como teoría de la educación? ¿funcionalismo?, ¿estructuralismo?, ¿estructuralismo funcional? ¿Seré un tradicionalista, un conductista, un constructivista? Esas son las preguntas que el docente se hace, basado en la naturaleza del objetivo o competencia a formar, las condiciones del contexto, las cualidades de los participantes del proceso y los recursos disponibles. Y desde luego, planifica así. Claro, la visión del mundo que una persona tiene se refleja en su planificación y en su actuación (Althusser, 1988).
Una estrategia metodológica utilizada para facilitar la aprehensión del conocimiento es el texto paralelo, fundamentado en el enfoque constructivista de la educación (Acaso, 2014). El enfoque constructivista -uno lo debe saber- mantiene que "la persona, en cuanto su conocimiento, procesos cognitivos, aspectos afectivos, no es el resultado de un asunto del ambiente ni de sus disposiciones internas, sino, el producto de una reconstrucción propia que se va reproduciendo constantemente como resultado de la interacción entre estos dos factores. El conocimiento no es una copia fiel de la realidad, sino una reconstrucción del individuo" (Vigotsky, Lev. Cole, M., 1978)
A eso lleva un texto paralelo, a un proceso reflexivo basado en la reconstrucción y construcción del conocimiento, a partir de la elaboración de material por parte del estudiante, material que se fundamenta en la propia experiencia educativa por la que ha pasado él mismo (Blakemore, Sarah Jane. Frith, Uta., 2007). Cuando he trabajado con textos paralelos, me ha resultado crucial informarlo desde el inicio del período (ciclo, mes, año) a los estudiantes, y cuando los he valorado en un primer momento sumativo, me he encontrado con desastres muchas veces y con aciertos en algunas.
Pero para eso es el proceso evaluativo, para mejorar, así una vez revisado y sugerido los ajustes, los siguientes textos van saliendo mejor.
Algo de eso sucede a veces, y estoy feliz por ello, los estudiantes están trabajando con ensayos y artículos. Y francamente no es de extrañar que el primer avance sea un desastre esperado. Los trabajos puede que no reúnan ni el más mínimo criterio de ensayo, y que el "copy and paste" sea una constante, a pesar de la insistencia de no seguir esa estrategia por parte del estudiante.
Hay que explicar de nuevo lo que se busca, hacer notar el verdadero valor del trabajo presentado así sea una nota no deseada, re explicar y tolerar, ese don necesario del docente para lograr encausar sus ´procesos a pesar de la gana del estudiante de llevarlo por otro lado menos angustioso. Vuelta de tuerca y apretar un poco.
La construcción de un texto paralelo es similar, seguramente los primeros texto no serán tan acabados como el docente espera, y debe revisarlos para sugerir, una y otra vez en cuanto a la estructura, el contenido, la calidad de la reflexión y la valoración, hasta llegar a un nivel digno. A un nivel adecuado al nivel de estudio del dicente.
En cuanto a la estructura, los textos son simples, y digamoslo así, funcionales, esta idea de cuadro que muestro es producto de mi manera de comprenderlo, pero como cada cabeza es un mundo y cada uno tiene su modito y yo soy ambicioso, pues, habrá otras. Pienso que cada docente puede armar su propia versión siguiendo la estructura básica de contenido-reflexión-valoración (Vigotsky, Lev. Cole, M., 1978).
El material elaborado por el estudiante está basado en su propia experiencia educativa, el contenido es ofrecido por el docente, mientras puede seguir una ruta distinta, podría se elaborado por el estudiante a partir de procesos de indagación externa al aula, ya sea documental o por vía de entrevistas con expertos.
Una cosa formal, pero de importancia en el texto paralelo, debe ser llamativo de forma que la persona a quien se le entrega desee leerlo, él y cualquier otro que lo mire. Me parece que eso, de cierta forma tangencial, promueve la creatividad. Por creatividad vamos a entendernos, se comprende aquellos procesos cognitivos y racionales que procuran establecer relaciones de las cosas conocidas, de manera innovadora. Me gusta esta idea de creatividad, relacionar lo que ya sabemos de forma que no se haya hecho antes (Blakemore, Sarah Jane. Frith, Uta., 2007).
El texto paralelo debe contar con las ideas de su autor, que sigue a la reflexión sobre el contenido e intención del docente, estas ideas le vendrán de sus propias reflexiones y de las nuevas que tenga, una vez comience a investigar sobre el tema. Esa investigación deberá evidenciarse en las referencias bibliográficas que él utilice.
Así, el instrumento y estrategia (que eso es pues) se va convirtiendo en un proceso dialógico del estudiante con él mismo a partir de su articulación con el conocimiento (Alberto, 2015). Antes decía, en el inicio de esta entrada, que no importa cuánto tiempo uno haga una cosa sino los procesos de alto y reflexión lo que dan la experiencia. Así va el texto, de hacer, de valorar, de dialogar con uno mismo, hasta convertirse en un análisis evaluativo del conocimiento que el docente quiere agregar al equipaje del estudiante.
Un buen texto paralelo, cuenta con la concepción del tema, de forma básica y luego, las reflexiones personales en otro nivel de discusión al contenido, convirtiéndose en un meta conocimiento. Usa un lenguaje apropiado, y pienso que no debe tener un exceso de tecnicismos -que nadie quiera leer- ni una nota informal que puede encontrar en cualquier lugar. Bien balanceado.
Un documento de texto paralelo podría tener una estructura mas o menos así:
En su parte preliminar:
- ¿Quien soy yo, el autor?
- ¿Qué persigo con el texto paralelo?
- ¿De qué trata este texto paralelo?
- ¿Qué he sentido durante la elaboración del texto paralelo?
Y luego, en la reconstrucción de cada contenido:
- ¿Conceptos y contenido?
- ¿Qué me ha impactado y cómo se puede usar el contenido?
- ¿Como valoro el contenido, los autores y la utilidad?
- Links, videos, podcasts sobre el tema.
Acaso, M. (2014). Reduvoltion: revolución en la educación. Madrid, España: Paidos.
Alberto, O. (2015). Educación tradicional. Academia, 10.
Althusser, L. (1988). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan. Buenos Aires, Argentina: Nueva visión.
Blakemore, Sarah Jane. Frith, Uta. (2007). Como aprende el cerebro: las claves para la educación. México, México: Ariel.
Cury, A. (2014). Padres brillantes, maestros fascinantes. Brasilia, Brasil: Planeta.
Freire, P. (1978). La educación como práctica de la libertad. Buenos Aires, Argentina: Siglo XXI.
Vigotsky, Lev. Cole, M. (1978). Mind in society. Cambridge, Masachussets, USA: Harvard UNiversity Press.
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